Con ocasión de la celebración del último día internacional de lucha contra la pobreza —objetivo que comparte toda la sociedad valenciana, la lucha por la erradicación de la pobreza en el tercer mundo— el PP, de forma totalmente extemporánea, planteó que las políticas de cooperación deben tener como objetivo frenar la inmigración. Así el PP pretende ayudar únicamente a aquellos países de los que procede la población extracomunitaria que convive con nosotros, por lo que no será la lucha contra pobreza, el hambre, la falta de recursos o la desigualdad, sus objetivos políticos sino el supuesto pernicioso de frenar ese mal «infesto» que es la inmigración.

Asociar la cooperación internacional para el desarrollo con la inmigración es negar la primera. La cooperación internacional siempre debe estar relacionada con la pobreza y la desigualdad, de los países receptores de la ayuda, y si aplicáramos la fórmula del PP, Nicaragua, país con uno de los niveles de pobreza más altos de toda Latinoamérica, dejaría de ser país prioritario para la cooperación valenciana ya que hay pocos inmigrantes nicaragüenses en nuestras tierras, aunque vista la huella de la Generalitat en Nicaragua, después del escándalo de los pisos y la Fundación Cyes, ésta será indeleble.

A su vez, y como derivada asombrosa de tamaña afirmación, pretender ordenar la política de extranjería (competencia estatal) desde una comunidad autónoma, suena como poco a la absurda ensoñación de los delirios de grandeza. La cooperación valenciana hace años que anda en mal estado, pero en mayo de 2010 entró en la UVI, y cada día, a mi pesar, se ratifica que las políticas llevadas a cabo por la Dirección General han llevado a la cooperación a un pozo ciego de difícil salida. La Generalitat ha llevado al abismo a buena parte de las ONG valencianas por el interés espurio del PP.

Más de veinte años de trabajo, de recursos económicos y humanos, de generación de excelentes profesionales, de ayuda desinteresada (la solidaridad no es competencia exclusiva de ninguna administración), de un sector que representa a toda la sociedad valenciana, se pueden ir al garete en un abrir y cerrar de ojos. Al gobierno del PP poco le interesó la cooperación, salvo para medrar y aprovecharse de ello, algo que al fin y al cabo ha supuesto profundizar en una crisis que, más allá de generar posibilidades de crecimiento y transformación, puede suponer su defunción como sector.

Por cierto, lo dije en su momento y se me tildó de mentiroso. Han pasado casi dos años desde el terremoto que asoló Haití, y el dichoso hospital, con 4 millones de euros asignados, que debía construir la Generalitat, sigue sin ser construido y lo cierto es que tiene muy pocas posibilidades de ser construido. Como también quedan aún muchos asuntos por aclarar en la gestión de cooperación internacional del PP en la Comunitat Valenciana.

Responsable de cooperación internacional del PSPV