Los presupuestos para 2012 recientemente aprobados por el Ayuntamiento de Valencia están lastrados por reiterados errores de gestión, por una deuda exagerada y por unas previsiones irreales.

Sin embargo, lo más grave, es que son la expresión de la renuncia a cualquier contribución municipal a la reactivación económica y a la creación de empleo. Pese a los grandes eventos, en Valencia tenemos una de las peores tasas de desempleo de entre las grandes ciudades españolas. Hay más de 75.000 valencianos y valencianas en paro y sin embargo, los gobernantes del PP no se sienten concernidos por este drama. Este es, sin duda, el principal error de la Sra. Barberá en un momento en el que, precisamente, más falta hace la implicación de todas las instituciones y la suma de esfuerzos. La consecuencia de todo ello es que las cuentas municipales agravarán el problema del empleo en Valencia, además de ser injustos socialmente y cercenar la participación ciudadana.

El presupuesto 2012 plasma una lamentable gestión que, en los últimos años, ha endeudado gravemente a nuestra ciudad –hasta llegar a superar los 890 millones de euros– y lo ha hecho en años de bonanza lo que es, de todo punto, muy poco sensato. El gobierno local del PP ha dado prioridad absoluta a la devolución de la deuda a las grandes entidades financieras doblando los recursos destinados a su amortización en relación con el pasado año. En 2012 se destinaran a afrontar la deuda municipal 136,87 millones frente a los 33 previstos para inversión real. Es decir, en este nuevo año, el Ayuntamiento hará inversiones por valor de 92.500 euros diarios, pero pagará 375.000 euros al día para devolver préstamos.

Los socialistas compartimos la necesidad de disponer de unas cuentas equilibradas y de cumplir responsablemente con los compromisos de deuda contraídos. Sin embargo, las prioridades decididas por el gobierno local del PP insisten en los errores de las políticas conservadoras. La prioridad debe ser ahora la inversión para la creación de empleo y la reactivación de la actividad económica en nuestra ciudad. Además, los constantes errores en las previsiones y el descontrol en el gasto, generan un grave impacto en la actividad de las empresas y los servicios de nuestra ciudad.

El capítulo 2, correspondiente al gasto corriente está todos los años infradotado. A de 30 de octubre de 2011 ya superaba el 13% de desfase. Esto supone que muchos proveedores de bienes y servicios al Ayuntamiento cobran tarde y mal lo que, en ocasiones, contribuye al cierre de empresas y al despido de trabajadores. Además, estos errores –que se repetirán en 2012– salen muy caros a la ciudad, cabe recordar que en el mandato 2008-2011 costaron a los valencianos más de 16 millones de euros solo en intereses de demora.

A la decisión de no invertir prácticamente nada en 2012, se añadirá el final del Plan E del Gobierno central y la práctica inexistencia –salvo como recurso publicitario– del Plan Confianza de la Generalitat. Todo ello también acentuará las desigualdades entre los distintos barrios de la ciudad y agravará el deterioro de zonas ya de por si abandonadas por unas políticas que no han dado prioridad al reequilibrio de la ciudad y a su cohesión social. El presupuesto también prevé recortes en temas que afectan directamente a las familias como la educación y concretamente, al mantenimiento de centros escolares, lo también provocará despidos.

Por último, cabe reseñar que el presupuesto presentado deteriorará la calidad democrática y debilitará la participación ciudadana con recortes muy importantes en el área de descentralización, en el apoyo a los movimientos ciudadanos y particularmente en la liquidación total de las subvenciones al Consejo de la Juventud de Valencia.

En definitiva, las prioridades y la orientación del presupuesto decididos por la mayoría del PP provocarán más paro en Valencia y acentuarán el diferencial negativo que, en este grave problema, tenemos respecto del resto de grandes ciudades españolas.

?Portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Valencia