Aunque el diseñador del paso elevado, José María Tomás, reservó un espacio en el proyecto, el ejecutor de la obra, por encargo del Ayuntamiento de Valencia, ha dejado fuera del nuevo Pont de Fusta a los ciclistas. Sólo hay una plataforma para peatones, separada de la reservada a los vehículos a motor, con tres carriles. El concejal de Tráfico, Alfonso Novo, dice que el carril bici estará en el vecino puente de Serranos cuando éste sea peatonalizado. Parece una respuesta de político pillado en un renuncio. En primer lugar, porque los bocetos del puente de Serranos reformado sólo prevén peatones. Y en segundo, porque tendría bemoles que los ciclistas tengan que bajar a la calzada en aplicación del Código de la Circulación en todas las calles de la ciudad en las que no hay carril bici excepto en un punto, el puente de Serranos, en el que podrían compartir el espacio con los peatones. El reparto del tráfico en el nuevo puente no es, desde luego, digno de una firme apuesta por la bicicleta.