Cuando una borrasca afecta a un continente entero, en cada país, región o pueblo miran al cielo y se quejan de su clima. La actual crisis afecta a Occidente, y las recetas para afrontarla vienen dictadas por la Unión Europea (y, dentro de ella, por los países que pagan y mandan). Las recetas incluyen remedios drásticos, purgas feroces y curas brutales de adelgazamiento. Tal vez se trate de un error médico, que acabe deprimiendo aún más la economía, pero ningún gobierno nacional, regional o local tiene margen para negarse a aplicarla. No le faltaba razón, por eso, a Rubalcaba cuando en la campaña proponía tratar de impulsar un cambio de política económica en la UE. ¿Una quimera? Quizá, pero al menos convendrá disponer de una política de recambio, por si el ayuno terapéutico se lleva por delante al enfermo. Mientras tanto habrá que hacer lo que diga el actual cuadro médico, sin más.