Un profesor español que trabaja en Gran Bretaña ha puesto en circulación una propuesta que en pocos días ha recogido unas 90.000 adhesiones. Consiste en exigir al Ministerio de Hacienda que habilite en la declaración de la renta una casilla para instar a que se dedique el 0,7 % de los impuestos de cada uno a la ciencia. Y la idea ha prendido como pólvora seca. Todo el mundo habla y habla de que la más firme salida de la crisis es seguir el camino de la innovación y la investigación científica, pero las administraciones, de las que depende esa actividad, no hacen otra cosa que recortar en ese capítulo. No hay más que mirar al otrora boyante Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia. Si además los gobiernos estatal, autonómicos y locales han reducido hasta casi la supresión sus partidas para cooperación al desarrollo, es previsible que Hacienda intente quedarse para fines generales un bocado mayor de los organismos sociales. Pues que avance la ciencia.