Rita Barberá no quiere gastar un euro más en limpieza urbana. Dice que un millón de euros a la semana ya resulta suficiente, por lo que ha pedido a los vecinos que en la medida de lo posible hagan menos basura, la retengan en casa si el contenedor está lleno y otras cuestiones de sentido común. El debate sobre si Valencia está sucia o limpia resulta especialmente molesto para el gobierno local, que hace años ganó el premio «Escoba de plata» y que tiene a gala haber logrado que los ciudadanos alabaran lo limpia que estaba la capital. Ahora, los recortes e impagos que afectan a las contratas que recogen la basura y limpian las calles han hecho que se instale en la conciencia ciudadana que Valencia ya no está tan limpia y que se formen incluso patrullas vecinales como la de ayer en el Cabanyal para pasar la escoba en la calle como se hace en los pueblos delante de cada casa a primera hora de la mañana. Recuerda uno cuando el ayuntamiento, presidido por la socialista Clementina Ródenas, se resistía en 1990 a recoger la basura todos los días, también los domingos, con argumentos como los que hoy usa Barberá. Perdió frente a la oposición (también del PP) y los vecinos, como perderá ahora Rita.