Las previsiones de los políticos previsbles se cumplen. Primero, el silencio, como continuidad del dontrancredismo para conquistar la Moncloa. Segundo, policías buenos y policías malos. Uno despotrica contra el gobierno anterior, otro reconoce que esto está muy crudo porque el margen de maniobra era, es y será mínimo. Tercero, sin que se de cuenta nadie –como le pasó el otro día en el congreso de los diputados a Ramón Jaúregui con la propuesta de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, que se sacó la vicepresidentea Soraya cual maga de chistera- empezamos a aplicar nuestro programa de verdad, en el que creemos todos y que conoce muy bien con flores a maría que madre nuestra es.

Hay gente de buena fe que piensa que todo esto era inevitable. Que la muchachada del PP hace lo mejor que puede, que piensa en nosotros, en los que lo pasan mal, en los parados y en los que se van a ir al paro: mentira. Piensan en los suyos, que son una minoría de los once millones de españoles que les votaron. Piensan en los poderosos que les dejan detentar el poder de manera democrática. Piensan en los ricos, para que sigan siéndolo, y más. Piensan en privatizar todo lo privatizable en beneficio de ese nuevo vellocino de oro llamado déficit cero. ¿Hay que sacrificar la sanidad y la educación, universal y gratuita para todos? Sacrífiquese, porque lo que importa es el déficit y lo que dicen los mangantes de las agencias de calificación de lo incalificable. No invertir para disminuir el déficit no genera empleo, no crea riqueza, no supone desarrollo alguno de la economía: supone recesión absoluta. Las administraciones públicas tienen que invertir más que nunca en sanidad, en educación, en infraestructuras, para generar empleo, para que el dinero se mueva, para que se contrate a trabajadores. Eso es lo que un líder que no tenemos debería explicar en Europa. Eso es lo que dice el candidato de los socialistas franceses y lo que está haciendo Obama. ¿Es tan difícl entenderlo?