El 25 de enero, fecha en que el jurado popular pronunció su «vere» dicto sobre la vergonzante película, con Camps y El Bigotes, como principales intervinientes, se produjo un fenómeno sociológico: la aparición de un doble movimiento sociológico: los indignados del 25-E (caja A) y los indignados del 25-E (caja B), contradictorios entre sí.

Los indignados del 25-E (A) fruto del seguimiento del juicio retransmitido a todo el mundo mediante la palabra escrita, la sonora y la visual, con relevantes y esclarecedoras conversaciones que han movido a cinco (de nueve) miembros del jurado a reconocer «relaciones comerciales» entre los encartados, pero a nada más, se quedaron en el primer tiempo de la cuestión. Que Costa le pidiera al Bigotes intercesión ante Camps para que le nombrara Conseller, o que Camps considerara amiguito del alma y le dijera lo mucho que le debe al Bigotes, remite, sin mucho esfuerzo imaginativo, a la existencia de una estrecha relación con el entramado Gürtel, cuyo jefe supremo, Correa, no olvidemos está en la cárcel.

Los cinco absolventes del jurado han dudado del testimonio del sastre José Tomás, porque primero dijo una cosa en instrucción, que pagó, y luego en juicio dijo otra, que no pagó. Pero no ha puesto en duda las declaraciones de la contable que en instrucción dijo estaba cansada de pagar trajes y luego en el juicio ha dicho todo lo contrario. Tampoco le ha dado importancia al testimonio de la cajera que cuando se llevó el traje, le alargó la mano, pero no para pagarle, sino para estrechársela.

Historietas aparte, merodeos peperos en torno al hotel de la concentración, insinuaciones veladas de triunfo días antes provenientes de cargos públicos y sus voceros, argucias de buen jurista, envolvimientos en papel de fumar, el procedimiento sigue su curso y ahora cabe recurso ante el Supremo, pues motivos para agarrarse haylos.

A los sufridores de a pie, parados, recortados, jubilados, desesperados de la vida, sufridores de la crisis, es decir, a los no políticos, nos queda la verdadera pasión y martirio de la vida, porque no la tenemos como ellos resuelta. Y si además somos quejicas, criticones o acusadores, nos corresponde cargar con la pesada carga de ser incriminados de robarle la honorabilidad a los encartados en esta trama de novela negra. El análisis del estado de la cuestión en derredor del tema podría ser éste: El movimiento 25-E (A) está que echa chispas después de haber visto toda la película y el desenlace final. La última manifestación en esta ciudad, 100.000 personas, bramaban contra lo ocurrido. Todo un termómetro, la indignación hecha clamor.

Los indignados del 25-E (B) celebran un triunfo, en mi parecer pírrico, pues esta historia de momento ha hecho punto y aparte. Hasta los que han guardado un sospechoso silencio han saltado en apoyo de los absueltos subiéndose al carro de la victoria. Incluso ha habido dirigente que ha dicho que ahora sí cree en la justicia. Veremos ell día que le empaqueten a los de la depuradora. Cospedal ha llamado a la Cruzada prorecuperación de la honorabilidad de Camps y ha incriminado a acusadores y criticadores su robo. ¿Cómo le van a devolver a Camps su honorabilidad el millón de seguidores que han visto y oído por internet el lo que han visto y oído? De manera tendenciosa, capciosa y engañosa la cúpula del PP intenta transferir la responsabilidad de la supuesta pérdida de la honorabilidad y dignidad de Camps a otros. Las dignidades y honorabilidades también se pierden teniendo «relaciones comerciales» con mangantes y descarados.Cospedal, y la banda de pífanos y trompetas del PP, exigen una reparación, me parece muy bien, el hombre técnicamente ha sido absuelto, que comiencen ellos reponiéndolo en la Presidencia de la Generalidad, en razón a ello, y porque –todo hay que decirlo- con él vivíamos mejor, nos entretenía y desviaba nuestra atención con sus deliciosos juegos malabares a base de cochecitos, barquitos, caballitos y demás saraos, de la cruda y dura realidad de la situación de esta Comunidad. Y eso en un político es un gran mérito que le honra.