El presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía, apostó ayer por conformar en Valencia un «gran museo» de ciencias que agrupe los actuales «museítos» dispersos por la ciudad. En estos momentos, coexisten hasta cuatro museos vinculados de una u otra forma a la ciencia: el de Historia Natural, el de Ciencias Naturales, el del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero y el de las Ciencias Príncipe Felipe. Y por si ello no fuera poco, el CSIC prepara su propio proyecto de «Casa de la Ciencia», en medio de la actual tormenta económica, con la pretensión no sólo de tener una sede propia, sino también de ofrecer actividades de divulgación científica que bien se podrían integrar en un gran museo unificado.

La propuesta de Grisolía se antoja cargada de racionalidad, más aún después de la crisis que atraviesa el Museo de Historia Natural que se ha salvado por poco del cierre debido a los problemas económicos que atraviesan los patronos de su fundación. La agrupación de todos ellos en las instalaciones del Príncipe Felipe, tal como el propio CVC llegó a valorar tiempo atrás, permitiría ahorrar en costes en tiempos de ajustes presupuestarios y, sobre todo, dar una unidad a la oferta museística rentabilizando unas instalaciones que en la actualidad no se encuentran completamente aprovechadas. Sin embargo, sacar adelante esta idea implicaría vencer numerosas resistencias particulares. En manos de los diferentes gestores queda la posibilidad de llevar a cabo un proyecto que, además, dotaría a la ciudad de un referente cultural y científico a un coste asumible. O, por lo menos, más sensato.