Llevamos tantas elecciones seguidas que oyes el tono mitinero de los socialistas en sus primarias y, acaso por las heladas o porque no te conciernen, te cogen destemplado. No hay ambiente. Los socialistas andan buscando algo. El lehendakari Patxi López quiere hallar un tiempo nuevo, como en los viejos tiempos, y encontrar Suresnes en el congreso de Sevilla 2012, como en Suresnes 1974 encontraron Sevilla. Pero eso son contenidos políticos profundos con los que enfrentarse a cara de perro a este capitalismo con cara de perro cabrón. Contenidos profundos como el hecho de que la candidata Carme(n) Chacón, sea mujer, según ella subraya, y que Alfredo Pérez Rubalcaba, (que quiso ser Alfredo pero se quedó en Rubalcaba), sea persona de cierta edad y larga trayectoria, como él tanto repite.

Íbamos a sus voces de mitin en las que, por ecos de la derrota, se hace notar un sentimiento de pérdida. Nos habíamos hecho a una Chacón callada, grave y grávida cuando era ministra de la Guerra y escucharla ahora en ese tono agudo e inestable, que parece que le van a caer las voces al suelo, suena raro. Su sentimiento de pérdida, llevado a la potencia mitinera, tiene timbre de indignación, rabia y aviso, como si estuviera gritando: «¡al ladrón, al ladrón!».

También nos acostumbramos al tartamudeo de Rubalcaba, que creíamos atribuible a una coquetería woodista o alleniana pero se le ha quedado, como esa gestualidad temerosa de que le vaya a caer una leche. Su volumen es el de quien quiere hacerse oír entre el griterío, pero su tono es como de estar diciendo: «buenas tardes, señores, he perdido cuatro millones de votos, si alguien los encuentra, por favor, que se ponga en contacto conmigo». Para ir arreglándose, le ha pedido a Felipe González unos votos viejos que pueda prestarle para el tiempo nuevo de segunda mano que parecen buscar los socialistas.