Con el nuevo toldo ya preparado sobre el tejado de la Basílica de la Virgen, después de nueve meses de trabajos preparatorios y 300.000 euros gastados en la renovación de la lona que cubre la plaza, los vecinos de la finca de enfrente del templo, la que desde hace 45 años tiene fijados a su fachada los anclajes del otro lado del toldo, han desvelado que el ayuntamiento ni siquiera les ha pedido permiso para renovar la instalación y que estaba dispuesto a entrar al inmueble ayer con la policía y una orden judicial para revisar los soportes si los residentes no les franqueaban el paso. Parece que la comunidad de propietarios quiere dinero por las molestias, o garantías de que la finca no vibrará como cuando hacía viento y la anterior cubierta estaba desplegada. En ambos casos tiene derecho. Vecinos de la calle Sueca abrieron el camino a la resistencia activa cuando se negaron a albergar en sus balcones las fijaciones para las luces que decoran la falla. El tiempo del trágala es historia.