La Conselleria de Sanidad elevó ayer a 15 el número de afectados por el brote de legionela de Calp. Esta cifra ya se aproxima a los 16 enfermos declarados hace días por las autoridades sanitarias del Reino Unido, donde la información ha fluido con mucha mayor rapidez y amplitud que en la Comunitat Valenciana. La Generalitat anunció el jueves la muerte de un ciudadano británico cuyo estado de salud se agravó al entrar la neumonía en colisión con sus dolencias cardiacas y su hipertesión arterial crónica. Apenas 24 horas más tarde, cuando comenzaban a expandirse las preocupantes noticias que se habían publicado en Belfast, las autoridades valencianas admitieron que, en realidad, no se había contabilizado un fallecimiento sino tres. Mucho más sorpresivo y desconcertante fue conocer que las muertes se registraron los días 26 y 31 de enero, y que el primer caso de legionela se diagnosticó el 14 de enero, aspectos que se habían ocultado a la opinión pública española. También el jueves, la conselleria anunció la clausura del hotel pese a que nuevos clientes todavía encontraban esa noche acomodo en sus habitaciones. El desalojo no tuvo lugar hasta ayer. La mayoría de los contagiados son jubilados ingleses que habían elegido esta localidad de La Marina para disfrutar de unas pequeñas vacaciones y otros tres son trabajadores del complejo hostelero. La imagen turística de la C. Valenciana estaba en juego. Quizá por eso, el Consell ha intentado ser prudente, aunque la sanidad inglesa le ha dejado en evidencia.