Los Presupuestos Generales del Estado se conocieron ayer al detalle y, tal como era de temer, el capítulo de inversiones en la Comunitat Valenciana sale malparado. En efecto, el Gobierno central aplica un recorte del 34 % y la deja en 1.008 millones de euros, en el quinto mayor «tijeretazo» por autonomías. El efecto de ese ajuste es todavía más evidente al calcularse la inversión per cápita, que retrocede a valores de hace una década: 201 euros por cada valenciano, mientras que la media nacional es de 323 euros por cada habitante. Las partidas presupuestarias reflejan, además, algunas carencias notables como la supresión de inversiones para la llegada del AVE a Castelló y la reducción de las partidas destinadas al Corredor Mediterráneo. O agravios comparativos, como los fondos que recibirá el Palau de les Arts en relación a los que ingresarán otros coliseos españoles.

El proyecto representa un baño de realismo para los responsables autonómicos, que durante años han repetido machaconamente que la llegada del PP al Gobierno central representaría la solución de todos los problemas de la Comunitat Valenciana. No es, sin embargo, momento de lamentaciones o reproches, sino que toca hacer de la necesidad virtud y priorizar los proyectos e inversiones que de verdad resulten vitales para nuestra recuperación económica, toda vez que la socorrida vía del endeudamiento está cegada y parece que permanecerá así durante largo tiempo. Y al Consell le toca establecer esas prioridades y darles el impulso necesario.