Gore Vidal formaba parte de una pléyade irrepetible de intelectuales norteamericanos que han dado sentido al calificativo «radical». De esa estirpe son gente como Noam Chomsky €aún vivo€, Norman Mailer, William Burroughs, Marvin Harris y unos pocos más, muy diferentes en su estilo, unos comprometidos políticamente y otros en lucha constante con el statu quo moral, pero todos ellos dispuestos a afrontar los riesgos, sin dejar uno, de no rendirse al «bochornoso sentido común» (Maiakovski). Salvo Burroughs, que es algo anterior, nacieron todos en la segunda década del siglo XX, pero, estando en posesión del secreto de la eterna juventud (no sucumbir a los encantos de la respetabilidad) la mantuvieron intacta y resplandeciente hasta el último día. Como conciencia crítica de USA, y de todos los hijos del Imperio, mientras alguno de ellos respire aún habrá aire para respirar.