Para las 7.30 de la mañana de hoy, hora oficial de España, la NASA tenía previsto el descenso a la superficie de Marte de la sonda espacial MSL (Mars Scientific Laboratory) con su módulo Curiosity. La operación de descenso se consideraba muy arriesgada por su complejidad, pero si todo va bien los científicos planetarios tienen depositadas muchas esperanzas en esta misión espacial, que para España cuenta, además, con el aliciente de que investigadores de nuestro país han aportado la estación de estudio ambiental y meteorológico con la que se van a medir las condiciones reinantes en el planeta rojo. En los últimos 35 años, desde que las naves Viking llegaron al suelo marciano, la ciencia aún no ha podido determinar si hay o no vida en Marte, ni tampoco si la hubo en el pasado. Sin embargo, en estos tres decenios y medio las sucesivas misiones enviadas al planeta rojo han sugerido que lo que actualmente es una planeta aparentemente hostil para la vida -al menos, en comparación con la Tierra-, seguramente fue mucho más benigno en el pasado, hace millones de años, cuando la tenue atmósfera actual era mucho más densa y el agua fluía por la superficie marciana. Curiosity debe confirmar -o desmentir- que, tal como se supone, el pasado marciano fue mucho más favorable para la vida que el presente.

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