Leo que el Banco Central Europeo recomienda recortar nuestros salarios, que ya son de los más bajos de Europa. También leo que hace poco se detectaron unas 200.000 tarjetas sanitarias fraudulentas, que pertenecían a jubilados que ya habían fallecido, aunque sus familiares las habían falsificado para seguir beneficiándose del derecho a obtener medicamentos gratis, como si esos hijos y nietos estuvieran reescribiendo una versión sanitaria de las "Almas muertas" de Gógol (mi hipótesis es que Nikolai Gógol no era un autor ruso de hace 150 años, sino un estricto contemporáneo nuestro, y además español por los cuatros costados). Y también leo que el gobierno está poniendo trabas a la asistencia sanitaria a los inmigrantes ilegales, y que incluso va a exigirles el pago o el copago por los servicios sanitarios que no sean de urgencias.

¿Hay alguna conexión entre estas tres noticias? Es posible que el lector medio crea que no, y que todo se deba, como siempre, a la diabólica acción combinada de la derecha y de los mercados financieros que han decidido chuparnos la sangre. Pero me temo que si analizamos las cosas con un poco de frialdad, veamos que estas tres circunstancias están más relacionadas de lo que parece. Primero, porque España es uno de los pocos países de Europa €si no es el único- en el que los inmigrantes ilegales tienen derecho a una asistencia sanitaria ilimitada. Segundo, porque no creo que en ningún país de Europa €bueno, exceptuando Grecia e Italia, que ya sabemos cómo están- se hayan encontrado 200.000 tarjetas de difuntos que seguían gozando de una mala salud de hierro, a juzgar por su índice de consumo de medicamentos. Y tercero, porque la lógica nos dice que un país en el que hay 200.000 difuntos que siguen beneficiándose de la Seguridad Social es un país en el que hay un mínimo de 200.000 personas que están dispuestas a falsificar bajas laborales o a escaquearse de forma descarada de sus obligaciones, sean las que sean. Y no me trago el argumento de que en España cualquiera está autorizado a robar el dinero público porque los políticos y los financieros son los primeros que lo hacen. Pues no, lo siento, ese argumento no es válido, porque vendría a ser lo mismo que justificar una violación con el argumento de que cada día se producen miles de violaciones en el mundo. Si algunos políticos y financieros son unos ladrones €y bien sabe Dios que muchos lo son-, eso no justifica que nosotros también tengamos derecho a serlo.

Una de las cosas que más me han llamado la atención ha sido el silencio unánime de sindicatos y partidos políticos de izquierdas sobre esas 200.000 tarjetas sanitarias falsificadas, cuando los perjudicados de ese fraude son justamente las personas sin recursos que dependen de las prestaciones de la Seguridad Social. Tecleo en el solícito Google "Sindicatos protestan por fraude tarjetas sanitarias" y no obtento ni un solo resultado. En cambio, me encuentro con la sorpresa de que Sanidad anuncia que no va a sancionar a los defraudadores que se apropiaron de unos beneficios que no les correspondían, causando una pérdida incalculable a los fondos del Estado, ese mismo Estado que tiene serios problemas para pagar a las farmacias y a las guarderías. He aquí otro ejemplo de que los defraudadores siempre salen beneficiados en ese extraño país que llamamos España, aunque quizá su nombre verdadero debiera ser Inopia.

Yo estoy a favor de que los inmigrantes ilegales reciban una atención médica ilimitada con cargo a nuestros impuestos, pero estoy convencido de que eso es imposible en un país donde se falsifican 200.000 tarjetas sanitarias (que hayan sido detectadas, porque la cifra real puede ser muy superior) y donde cualquiera se permite el lujo de defraudar a Hacienda. La atención ilimitada a los inmigrantes ilegales sería posible en un país de ciudadanos responsables y de políticos eficientes que administraran con rigor hasta el último céntimo, pero nunca lo será en un país de muertos vivientes €al menos en sus responsabilidades laborales- y de vivos que juegan a hacerse el muerto cuando se trata de defraudar al Estado. Y ahora me pregunto si ésta es la razón de que el Banco Central Europeo recomiende rebajarnos los salarios, una medida cruel e injusta, sin duda, pero que de algún modo nos hemos ganado por nuestra forma calamitosa de gestionar el dinero público. ¿O no es verdad?