El gasto farmacéutico en la Comunitat Valenciana alcanzó en el mes de julio los 84,4 millones de euros tras la implantación del nuevo copago, lo que supone un 28,2 por ciento menos que en el mismo período del año pasado, cuando esta cifra se situó en 117,6 millones de euros, según el Ministerio de Sanidad. La Generalitat Valenciana dio cuenta el 12 de agosto de esta reducción en cifras similares. Las recetas facturadas en julio ascendieron a 7,74 millones, lo que representa una caída del 16,61 por ciento respecto al mismo período de 2011. Por su parte, el gasto medio por receta se redujo un 13,92 por ciento en la Comunitat, al pasar de 12,85 euros en julio de 2011 a 10,71 euros en julio de este año. El copago, pues, ha actuado como una frontera contra los evidentes excesos que operaban en esta área si nos atenemos a la fría estadísticas. Pero cabe preguntarse también sobre si hay ciudadanos que dejan de comprar los medicamentos porque carecen de medios para pagarlos, entre ellos un sector de la población que acusa más debilidad, como es el de los pensionistas. Es un dilema que no es fácil de solventar. Por un lado, el ahorro y la eficiencia. Por otro, las bolsas de marginación que escupe el nuevo sistema. Una cosa es cierta. El gasto farmacéutico supone de media 120 millones al mes para las arcas de la Generalitat. Es una cifra que, en las circunstancias actuales, el Consell no puede asumir. Basta observar la deuda que tiene con las farmacias, a las que paga cuando cuando puede o recibe dinero de Madrid.