Los últimos días de este tórrido mes de agosto nos traen un alivio en las temperaturas junto con el retomar de la actividad política, aunque en lugares como la martirizada Siria no haya habido parón en matanzas que se superan a diario ante la mirada horrorizada e impotente de una comunidad internacional que no logra los acuerdos necesarios para detener los combates. Veremos si el bregado nuevo mediador de la ONU, el argelino Lakhdar Brahimi, tiene más éxito que su predecesor Kofi Annan. Lo dudo porque no tiene detrás el apoyo unánime de la comunidad internacional y sin él no puede presionar a las partes sino solo recomendar y la situación sobre el terreno no está ya para consejos bienintencionados.

Al margen del escenario europeo y el continuo tejer y destejer de sus interminables dudas sobre cómo enfrentar la crisis del euro, la agenda internacional de la semana está dominada por dos acontecimientos muy distintos y muy distantes, que diría don Leopoldo Calvo Sotelo. El primero ya ha comenzado. Se trata de la reunión en Teherán de 120 Jefes de Estado y de Gobierno de los países del Movimiento No Alineado. 120 países son muchos países y allí hay de todo, desde la gigantesca lndia que ocupa todo un subcontinente con sus 1200 millones de ciudadanos hasta los microestados del Caribe o del Pacífico que apenas cuentan con unos centenares de kilómetros cuadrados y pocos miles de habitantes. Especialmente significativa es la presencia del nuevo presidente de Egipto, el islamista Morsi pues desde la revolución de Jomeini en 1979 ningún presidente egipcio había puesto los pies en Teherán. Es un viaje que con razón preocupa a los norteamericanos y pone de los nervios a los israelíes.

Se trata de una reunión muy importante pues los países participantes suponen los dos tercios de las Naciones Unidas y el 55% de la población del planeta. El hecho de que tenga lugar en la capital de la República Islámica de Irán es un indudable respaldo a un régimen acosado por Occidente por su falta de colaboración con la Agencia de la Energía Atómica de las Naciones Unidas y por sus calculadas ambigüedades en cuanto a su política nuclear. Teherán, que presidirá el Movimiento No Alineado durante los próximos 3 años, no está tan aislado como algunos quisieran. Además no sería de extrañar que de la conferencia saliera algún tipo de seráfica llamada a la reconciliación siria y una seria advertencia en contra de las injerencias exteriores, algo que significaría un indirecto respaldo al régimen de Assad.

La otra cuestión importante de la semana es la celebración de la Convención Republicana en Tampa, Florida, retrasada por la intempestiva irrupción del huracán Isaac que ya ha causado varios muertos a su paso por Haití, demostrando que hay países que no ganan para sustos. Tuve la fortuna de asistir hace cuatro años, cuando era embajador en Washington, a las convenciones de ambos partidos, la Republicana en Saint Paul-Minneapolis (Minnessotta) y la Demócrata que se celebró en Denver (Colorado). Aunque fueron muy diferentes una de otra, fue una fascinante experiencia donde los globos de colores y los atuendos patrióticos enmarcaban un escenario donde se frecuentaba informalmente a los políticos, se conocía a gente interesante, se pronunciaban discursos magníficos (los escritores profesionales de discursos americanos no tienen parangón en el mundo), y se podía participar en las decenas de acontecimientos que rodeaban las tribunas propiamente dichas con seminarios, cenas, debates y recepciones mientras en las calles aledañas se manifestaban los partidarios y adversarios del aborto o de las guerras de turno. Allí empecé a comprender mejor aspectos como el patriotismo, el peso de la religión o la influencia de la familia en la vida pública de los candidatos, que tan distintos son de la experiencia europea.

El tándem Romney-Ryan saldrá de Tampa entronizado y eso tiene que manifestarse en una ventaja al menos coyuntural en los sondeos sobre el equipo Obama-Biden, que van ahora ligeramente por delante y que está teniendo la habilidad de centrar el debate en cuestiones sociales como el aborto o las subidas de impuestos a los ricos, evitando debatir sobre una situación económica que no le favorece. A partir de la celebración de esta Convención y de la Demócrata de los próximos días comienza de verdad la carrera hacia la Casa Blanca que va a concentrar la atención del mundo hasta el segundo martes de noviembre. Se anuncia una pelea muy ajustada que habrá que seguir con atención porque lo que allí suceda nos afectará a todos. Mientras, ya tenemos una ganadora que es Irán.