Cuentan las crónicas que Alberto Fabra le soltó anoche a Cospedal en Gandia buena parte de lo que muchos de su partido quisieron decirle siempre pero no se atrevían. Algunos, en cambio, se descararon. Alfonso Rus y Rita Barberá se pusieron en pie para aplaudir al presidente, con quien no se llevan demasiado bien desde hace meses, dejando entrever que los recelos podrían estar basados en que no decía lo que anoche proclamó. No sería raro que el jefe del Consell improvisara hoy un acto en Alicante para recoger las dos orejas, el rabo y la pata logrados en el ruedo de la Escuela de Verano del PP, en la que estoqueó a su secretaria general afirmando que «el agua no es de quien la ve pasar sino de quien la necesita», en alusión al Tajo que remoja Toledo y a las trabas que la manchega pone a los envíos de agua al Taibilla y al Segura. Se espera que el presidente valenciano plantee desafíos similares a sus homólogos catalán y aragonés (por el Ebro) y que en breve se interese por la situación en Sudán y Etiopía, donde están hartos de necesitar el agua, y nada.