Los representantes de directores de enseñanza primaria han rechazado en asamblea que los alumnos acudan a los centros con fiambreras de comida desde su casa. La conselleria ha decidido no cobrar por el uso de las merenderas en los centros públicos (Cataluña sí impone dos euros) y se ha negado a enviar nuevos fondos para adaptar los centros con más neveras, microondas, etc. Ahora los máximos responsables de la vida diaria en las escuelas alegan para vetar el «tupper» razones «sanitarias, nutricionales, discriminatorias, económicas, pedagógicas y legales». No aparece en su larga lista de molestias la razón «social». Quienes mandan a sus hijos al colegio con fiambrera lo hacen porque no pueden pagar el comedor en un país con más de cinco millones de parados. Después de dos años de pedir solidaridad a la ciudadanía para que haga frente incluso en la calle a las amenazas contra la enseñanza pública no estaría de más que los directores hicieran su trabajo y con esfuerzo y habilidad en la gestión diaria del comedor resolvieran el problema «social» planteado.