Esta última salvajada perpetrada en agosto, abandonar a su suerte al Teatre Talía y que Teatres de la Generalitat renuncie a la exhibición de compañías valencianas en espacios públicos en la ciudad de Valencia, suma y sigue la tónica habitual de política de tierra quemada, el método de trabajo de Inmaculada Gil Lázaro. La rescisión del convenio con la Casa de los Obreros, sin mediar negociación, sin opción a replantear el justiprecio y los gastos de gestión, sin proceder a consultar el cierre de un centro de trabajo a la representación legal de los trabajadores, es una actitud inflexible, una irregularidad laboral y una patraña amparada en la crisis y la deuda. Es una decisión no exenta de cierto regocijo malasombra, mal disimulado por los gestores de Teatres y síntoma de que lo único importante es destruir todos los espacios públicos y darle con la puerta en las narices al teatro valenciano, cuya estructura profesional no ha claudicado ante el concepto de cultura del PP„suma de horteradas y burda propaganda„ que no ha logrado captar una red clientelar cultural de fuste, entre otras razones porque no somos unos paletos blaveros y no estamos al servicio del régimen.

El Teatro Talía vertebra la oferta cultural de Ciutat Vella en Valencia, en una sinergia factible, necesaria: Una ósmosis entre cultura, espectáculo, ocio y hostelería en la antesala del barrio del Carme. La bombonera modernista ha sido referente de una producción escénica coherente, privada y en menor medida pública y la sala ha asumido durante dos décadas con eficacia el papel antaño encomendado en la política de artes escénicas, proyectar un escaparate que presentaba en la ciudad la dramaturgia valenciana contemporánea en expectativa de gira. Se abandona a la iniciativa privada días después de la atroz subida del IVA, cuando al sector privado de artes escénicas se le ha hecho la vida imposible desde hace años. La cultura teatral del gobierno valenciano es una manufactura para consumo de élites papanatas. ¿El mejor gestor? El consumado destructor de espacios institucionales.

Entretanto, Inmaculada Gil Lázaro, formando tándem con el subdirector de Teatres de la Generalitat „presunto gerente de CulturArts„ Ernesto Moreno Murcia, se lo está pasando bomba: Cerrando el Centro Coreográfico y el Centro de Documentación Teatral. Han mandado con urgencia trasladar de tapadillo el Ballet de Teatres al Palau de les Arts, como patrulla avanzada en territorio todavía hostil, incurriendo en evidente cesión ilegal de trabajadores. Concluyamos: Si la musa Terpsícore es capaz de apuñalar sin pestañear de un bajonazo a la musa Talía, hermana suya en las artes y también hija de Zeus, qué no harán con Calíope, Erato, Euterpe, Melpómene y Polimnia. Si ustedes encuentran a Talía sangrando por la calle de Caballeros, ayúdenla con un pañuelo de seda rojo, para cortar la hemorragia y llévenla escondida hasta la puerta de Quart, para que salga de Valencia y sobreviva ignota de la furia de estos desalmados.

?Secretario General de CC OO en Teatres de la Generalitat Valenciana