La sanidad pública valenciana se ha convertido en los últimos meses en un remedo de la ONCE: Cada día, un numerito. Nadie acierta a aclararse con el modelo de colaboración público-privada que la Generalitat intenta implantar avanzando un paso más (o dos, o tres) en la línea del «modelo Alzira» hacia la gestión por parte de empresas del sector. Ahora parece que el Consell va a ofrecer a las firmas que puedan estar interesadas que se encarguen de terminar los hospitales de Gandia y Llíria y empiecen a prestar servicio. Estas empresas pagarían 45 y 30 millones de euros para compensar que los edificios están ya iniciados, no hay que levantarlos de cero. Y a partir de ahí, ¿modelo Alzira o modelo Rosado? Ni las empresas que le soplaron al conseller de Sanidad las pautas generales de lo que pretende hacer están convencidas de que vaya a ser rentable gestionar la sanidad con eficiencia y pagar a la administración un dineral extraído de lo que ellas logren ahorrar. La multiplicación de los panes y los peces solo se hizo una vez y el autor rompió el molde.