Opinión

Caza de brujas en Bancaja

Ahora que ya le han administrado la extrema unción, Bancaja ha sacado a relucir un afán inquisidor que, de haberlo tenido en épocas recientes, tal vez le habría evitado el camino hacia el cementerio al que se dirige. El pasado fin de semana, este diario publicó una información basada en las actas de la reunión del consejo de la caja del 21 de mayo, el día en que dimitió su entonces presidente, José Luis Olivas. En esa jornada, su sucesor y en aquel momento vicepresidente segundo, José María Mas Millet, quien, por cierto, estuvo fuera de la caja entre 1997 y 2010, es decir, en los años en que se fraguó el desastre, afeó, con extrema dureza, la conducta del expresidente del Consell como gestor financiero.

La inmediata reacción de la entidad no fue otra que ponerse a buscar al filtrador, anunciar que estudia medidas legales e insinuar que tiene indicios sólidos sobre su identidad. Resulta sorprendente. Por muy ilegal que pueda ser filtrar el contenido de las actas, sometidas a secreto, habrá que convenir en que, dada la situación de la antigua caja, esos documentos lo que tienen fundamentalmente es interés historiográfico. Bien es cierto que al juez de la Audiencia Nacional que investiga el fiasco de Bankia le pueden interesar porque aclaran la parte de culpa de Bancaja, pero no tiene más que pedirlos a la entidad. Por otro lado, tampoco parece muy razonable, con sus escasos recursos, que la caja se meta en costosos procesos judiciales, como dice que pretende. No menos sorprendente es la posición de algunos medios de comunicación que, sin haber informado a sus lectores de lo que publicó este diario, parecen haberse sumado al celo inquisidor de Bancaja.

Resulta llamativo que el presidente de la entidad, un abogado de prestigio, reaccione con esta fiereza y, sin embargo, haya promovido que el exsecretario general de la caja, Vicente Palacios, haya asistido a reuniones tanto de su consejo de administración como de su comisión de control. Palacios, un histórico de la entidad desde los tiempos de la presidencia de José María Simó Nogués, se prejubiló el pasado mes de julio. Sin embargo, además de nombrarle patrono de la fundación, Mas Millet le pidió que le ayudara en el proceso de conversión de la caja en fundación. ¿Infringe o no la entidad sus estatutos en este caso?

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