Opinión
También Perelló acudía a Tele 5
Jesús Civera
No es que el «fichaje» de Mónica Oltra por la Sexta vaya a modificar la realidad política valenciana, pero ha disparado el mosqueo latente en la izquierda valenciana. La atmósfera no es buena en el «tripartito», pese a lo que digan las gargantas del PP, condicionadas tal vez por la pastoril evocación del trabajo compartido que observan en las Corts: diputados socialistas abandonan la disciplina del club, como se diría en términos futbolísticos, para entregarle la pelota al adversario. En los tiempos de Fouché, acabarían en la guillotina; hoy merecen una inscripción en el capítulo marmóreo de las anécdotas. La complicidad entre los dirigentes de la izquierda es limitada, incapaces de formular o dirigir procesos de concentración sin necesidad de anudarse, y la refracción en las bases es contundente y muy conocida entre los que auscultan esas sendas. Ni la ruptura de Alcoi, donde un alcalde iluminado -en Alcoi todos los alcaldes se creen virreyes, en la tradición de Sanus- ha hecho estallar el pacto de gobernabilidad, merece crédito en el PP. Como ya no tiene a Blasco para interpretar a la izquierda, el PP se cree su propia propaganda.
De modo que la ideología del PP proyecta paraísos en tecnicolor primero -la invención de la idílica armonía en la izquierda para conquistar el Consell- y catástrofes apocalípticas después -el terror cuando irrumpan en el Palau. El PP se arrodilla ante el paso de su propia campaña: el posible tripartito es el demonio con rabo disparando fuego por la boca. Dame un modelo operativo y alienaré a la opinión pública. Como la izquierda no cuenta y la derecha es hegemónica, impera la moda implantada por la derecha. ¿Qué será de la Comunitat si la izquiera asalta el Palacio de Invierno? Las imágenes fluyen: colectivizaciones y hambrunas, foto en sepia de los revolucionarios con mosquetones, Einstein y el Acorazado Potemkin, un cadalso en lo alto del Micalet y horchata con cianuro para las abuelitas de comunión diaria. Para postre, Gengis Kan ya atravesó Cataluña y Baleares, donde aún cuelgan las calaveras en la entrada de las ciudades. Pero, ¿y si en lugar de protagonizar el «cambio» Marina Albiol, Mireia Mollà, Clara Tirado o Mónica Oltra, pongo por caso, se lo «encargan» a catedráticos ilustres y técnicos muy sabios? ¿No dio entrada Lerma a montones de profesores progresistas, además de a los Coll, Font de Mora, Colomer, Escarré o Pedraza? ¿Y sin en lugar de los fieros leones aparecen respetables señores cargados de ciencia para orquestar el pilotaje?
La afinidad de La Sexta con Mónica Oltra, que es a lo que vamos, viene de antiguo y enerva sobre todo a los socialistas. Fueron Barroso -marido de Chacón- y Zapatero quienes dieron a luz a la cadena aun a fuerza de romper en el alumbramiento el fórceps con Prisa -Felipe escribe en El País, Zapatero en El Mundo-. También el PSPV de Alarte matrimonió con la televisión de Roures. Desayunaban y se contaban sus historias. Ahora un kleenex cuenta más que ellos en esa televisión. En fin, la aparición de Oltra en La Sexta -su promoción- no tiene ninguna importancia. Andrés Perelló acudía todas las semanas a Tele 5 y nadie se ponía así.
jcivera@epi.es
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