Opinión

Reivindicación de Lady Bi

Susana Golf

Ahora que el mundo entero habla de Paula Broadwell como una nueva Mata Hari, permítanme un arranque de chovinismo, permítanme que reivindique a Bienvenida Pérez. Ella, Lady Bi, valenciana de cuna, fue primero. Hace 18 años, Bienvenida, británica de adopción y vocación y una ágil escaladora social, provocó la dimisión de Peter Harding, jefe del estado mayor del gobierno de John Major, al airear su relación extramarital. Como EE UU en el caso Petraeus, Gran Bretaña temió, más que por la estabilidad conyugal del alto cargo, por la seguridad nacional. El romance se inició en plena Guerra del Golfo y se sospechaba que Bienvenida había podido compartir lecho con un millonario iraquí antes de simultanear a Harding con su legítimo, diputado tory. Al ser más antigua, la historia de nuestra lady es más primitiva. Al affaire del exdirector de la CIA cada vez le salen más ángulos. En el caso de B, la cosa quedó en triángulo. Tampoco hubo rastreo de mails; Bienve se encargó solita de vender a su amante. Hoy, la hija del afilador del Carmen vive en Liverpool a lo grande y hasta quiere ser alcaldesa. No sé qué será del general, pero a Broadwell „y a la otra„ les espera la fama. Así somos.

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