Opinión

Oliverio Twist y los derechos de los niños

Fernando del Rosario

Se llamaba Oliverio Twist y Charles Dickens nos hizo partícipes de sus andanzas al inmortalizar su vida en una de las novelas más conmovedoras de la literatura inglesa victoriana. Las correrías de Oliverio por las estrechas e inmundas callejas del sórdido Londres decimonónico sirvieron para desvelar al culto lector británico de la primera mitad del siglo XIX la tragedia humana que anidaba y se ramificaba en la entonces considerada capital financiera del mundo.

Ese niño de apenas siete años de edad se afanaba por sobrevivir en el laberinto urbano y social de una ciudad dominada por la pobreza, la sed, el hambre, el frío, la prostitución, la orfandad, la inseguridad, la soledad, la tristeza, el desamparo, el miedo y la muerte, armándose de una picaresca que todavía hoy nos enternece porque en ella vemos lo más primitivo y humano de cada uno de nosotros: un amor incondicional por la vida que se torna sobrecogedor en escenarios en los que la metástasis de la miseria se impone como única condición en la existencia de un niño. Dickens en Inglaterra, Victor Hugo en Francia o Pérez Galdós en España fueron algunos de los escritores que hicieron de su obra una auténtica crónica social de esa realidad que amenazó a los colectivos sociales más vulnerables de un mundo tan industrializado como atroz. La lectura de cualquiera de ellos nos traslada al ayer, pero también al hoy.

Hoy, aquí y ahora, son cientos los Oliverios que viven en las sociedades del norte, entre ellas la nuestra. Su mirada ausente, producto de las carencias pero también de la ensoñación, les identifica y les iguala a sus hermanos de los países del sur. Al igual que éstos, quieren vivir, jugar, estudiar... pero lo logran a duras penas en medio de una crisis coyuntural que ha puesto en jaque el cumplimiento de los derechos humanos, y en concreto los del niño. Sin embargo, el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho a la identidad, el derecho al juego... el derecho a la vida, son derechos universales de la infancia, la de aquí y la de allí, la del norte y la del sur, que deben respetarse y garantizarse por encima de cualquier situación socio-política y económica.

En días como el de ayer „Día Mundial de la Infancia„ es algo que debe recordarse para despertar conciencias dormidas, al igual que para resaltar la gran labor humanitaria que cientos de personas y organizaciones realizan en este campo a diario. Una de ellas es Cruz Roja, que con su campaña «Ahora más que nunca» hace un llamamiento a la sociedad española para sumar esfuerzos en su lucha a favor de los más desfavorecidos con la crisis: niños y niñas que son el mañana de nuestro mundo.

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