La maizena

Mi cuñada Aurelia es lo que no hay. Junto a revistas y suplementos actuales conserva en el revistero del salón un ejemplar de ¡Hola! del 11 de junio de 1966. Un incunable, vamos, vendido en el quiosco al precio de ocho pesetas en los tiempos en que, si la cosa se ponía farruca, primero no era fácil enterarse y, a continuación, se devaluaba la moneda y santas pascuas. La portada llama mucho la atención „ya les contaré„, pero, visto con la perspectiva de hoy, tampoco se queda manco el cargamento de publicidad del que dispone. Entre ella, Maizena; Starlux, el doble caldo aquel; una «camisa apasionadamente masculina...» de Terlenka; Sintasol; Heno de Pravia; Duralex; crema Búfalo color, y, además de muchos otros productos, el nuevo sistema súper 8 de Agfa, compañía que, a pesar de dedicarse entonces a eso, sigue siendo una potencia.

Otros que salen retratados terminaron peor su empresa. Al Sha, que era de plantilla, la publicación le dedica una página. Se trata de uno cualquiera de sus viajecitos por Europa, unos cuantos años antes de que tuviera que salir por piernas de Teherán. La semana siguiente se dejaría seguramente atrapar Farah Diba porque no perdonaban una. Tampoco tiene desperdicio, sociológicamente hablando, la moralina que se gasta en la época para evitar tentaciones a los paisanos: «La hija de Judy Garland piensa casarse en septiembre. Liza Minelli no parece dispuesta a dejar que la vida turbulenta y absurda de su madre influya en la suya». Liza no se casó por supuesto en ese mes y, al lado de su historia, la de la madre fue casi de clausura. Pero la portada son palabras mayores: «La princesita Cristina cumple un año. Amplio reportaje a color y en negro con motivo de este fasto familiar en el palacio de la Zarzuela». ¡Qué fastos aquellos...! Y, para evitar celitos, se destaca igualmente esto: «Elena, que cumplirá 3 años en diciembre, domina ya los idiomas español e inglés y sólo conoce una palabra griega: gala, que es leche». Cuarenta y seis años después, ese sería efectivamente el titular: ¡la leche!