Opinión
Esperanza de Grecia en Cataluña
El seny catalán se quedo arrinconado el día en que Artur Mas clamó por la independencia de Cataluña. La gente salió a recorrer las avenidas de Barcelona a borbotones. No cabía ni un alfiler. Mas había pinchado la emoción del nacionalismo. Esa que que les hace sentir su tierra y les une sin distinguir con nitidez el mar de fondo que ha ido terminando con una Cataluña que aventajaba en mucho a otras autonomías del Reino de España. Un año antes de que se celebraran las elecciones generales, en 2010, CiU ya había desplegado un buen chorro de ajustes y hachazos en todo su territorio. Se empezaban a ver las primeras imágenes siniestras de los desahuciados. Los mossos d´Esquadra arrearon porrazos en la Plaza de Catalunya a los primeros pacifistas del 15M y se cerraron plantas de los hospitales públicos que habían sido joya y orgullo. Lo que allí pasó se trasladó enseguida en plan nacional cuando ganó Mariano Rajoy. Después de un año mariano ya somos demasiado conscientes de la destrucción económica acometida.
No es nada nuevo recordar que en Grecia nos llevaban dos años de adelanto. Pero vamos muy parejos en la involución de aquel estado de bienestar y democrático. Ya se encarga Mas de desviar la atención de los ciudadanos, apelando a un independentismo que bien podría haber sido elaborado con seny contando con todos los partidos nacionalistas de izquierda y plataformas ciudadanas. Desorientar y confundir parece el dogma de CiU, que posiblemente se una al PP y hagan piña tras las elecciones catalanas.
Alexis Tsipras, diputado en el congreso griego por Syriza, ha estado en Barcelona para apoyar la candidatura de ICV-EUIA y de paso acompañar a la huelga de hambre de los despedidos por telefónica. Nadie imaginó en Grecia que Syriza consiguiera unir a todas las corrientes de izquierda real y radical, en el sentido de ir a la raíz de los problemas de una deuda privada que ha dejado la deuda pública temblando. Como nadie imaginó que Syriza, hoy, llegara a ser la fuerza política más querida por la población griega, tras descubrir el meollo de esta barbarie, que no fue más que los rescates viles por la UE, el FMI y un BCE que ya no actúa en favor de los Estados, si no en favor de los bancos.
Quizás Tsipras haya plantado algunas semillas de razón popular en Barcelona, que vayan floreciendo en un proyecto popular que llama a la cordura, a estrechar lazos deshechos por los poderosos y esclarecer con serenidad otros conflictos más urgentes que una independencia catalana de opereta.Wolfang Schauble, el ministro de Finanzas alemán, declaró que la quiebra de Grecia abriría una herida profunda en Alemania. Tsipras dice que esa es una importante baza para negociar la deuda ilegítima de España, de Italia, de Portugal y Grecia. Tsipras llama a la esperanza de un proyecto popular y la esperanza siempre gana.
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