Opinión

Un engaño para los valencianos

Antonio Plá Piera

No podía dejar de escribir un comentario después de una declaración de Rita Barberá ante los periodistas: «Me uno absolutamente a las declaraciones que ha hecho el presidente Fabra porque tampoco le gustan los presupuestos y ha llamado a la ministra de Fomento, Ana Pastor, para expresarle su disgusto y malestar con las escuálidas inversiones que se van a hacer en nuestra Comunitat Valenciana». No salí de mi asombro cuando además de leer esas declaraciones vi que nos tumbaban las enmiendas presentadas a los Presupuestos Generales del Estado para conseguir algo más para nuestra ciudad.

Hace cuatro años, el 31 de octubre de 2008, la alcaldesa no pedía, exigía a Zapatero 514 millones de euros más de los 81,3 pedidos en una veintena de enmiendas a las cuentas del estado añadiendo después de un encuentro con la vicepresidenta del Gobierno que «las necesidades de la ciudad no se solucionan sólo con conversaciones cordiales». Indicó que «las enmiendas son fruto del compromiso adquirido por el Gobierno central», criticando a éste por sus inversiones ridículas previstas para València. Dijo estar muy enfadada y recurrió al argumento del agravio comparativo con otras ciudades.

El tono utilizado en esta ocasión es sosegado, es de resignación, de servilismo para con el Gobierno central cuando nos han dejado «en porreta» y a la cola de las inversiones del Estado. Ojalá aquí Barberá exija a Rajoy las inversiones que nuestra ciudad se merece con la misma contundencia y virulencia con la que lo hacía al anterior presidente del Gobierno.

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