Tres semanas de lluvias en nuestro país y se ha acabado la sequía. Al menos se ha alejado el fantasma de la posibilidad de restricciones de agua próximas, en el campo y en las ciudades, en varias regiones españolas. Nuestro clima es así. Los otoños marcan la pauta pluviométrica del año. Si deja de llover en otoño con la cuantía que se espera, se prolonga la falta de agua estival y resulta difícil recuperar el déficit. En alguna ocasión hemos comentado que si no hay «gota fría» en otoño en nuestro litoral mediterráneo hay sequía. En general si no hay temporales de lluvia abundante entre octubre y diciembre es normal que el año civil acabe bajo el signo de la sequía. Este 2012, que va transitando hacia su fin, estaba señalado como posible año seco. Pero unas semanas de lluvia otoñal, constante y cuantiosa, han contribuido a recuperar niveles de agua embalsada y a recargar acuíferos. ¿Se acabó la sequía? Depende. Hay comarcas de la costa mediterránea, en el sureste ibérico, en las que, a pesar de las trombas, se sigue registrando un volumen de precipitación muy por debajo de su media anual de lluvias. En general se puede decir que una situación de «sequía ibérica» ha pasado a ser sólo un estado de «sequía surestina». Esto es normal porque en el sureste ibérico, aunque llueva con abundancia en otoño, no se consigue sufragar el déficit acumulado en los meses previos. Basta consultar los datos de lluvia acumulada hasta ahora en Alicante, Cartagena o Almería.
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