Opinión

El "cas de Alcoi" se propaga

Jesús Civera

Las cuitas internas „y las venganzas domésticas„ no pueden anteponerse a la razón democrática, porque entonces se instaura el timo al ciudadano. Compromís ha ido de la mano del PSOE en la reclamación de un debate de política general sobre la ciudad de Valencia. Lo organizan múltiples capitales españolas, incluida Alicante, del mismo signo político que el «cap i casal». Rita Barberá ha cedido este año y Valencia ha representado la ceremonia democrática con el postín debido. Como en los rituales religiosos, el dichoso debate no sirve para nada. O sólo sirve si se tiene mucha fe. La oposición la tiene en la democracia, piensa que el mundo puede ser mas gentil y amable y procesiona para exigir que la dialéctica tome la plaza pública. Reminiscencias griegas filtradas por el XVIII pero suficientes. Ignoro por qué es remisa Barberá a este magma liberal más o menos decorativo. Resulta una estupidez no inclinarse ante él, aunque la inclinación suponga una pérdida de tiempo. (¿O es que las formas, en democracia, no se zampan el tiempo y el dinero?)

Lo insólito es que Compromís, que hasta ahora ha ido de la mano del PSPV de Joan Calabuig en esta reivindicación virginal, se eche ahora atrás y no asuma las tablas de la ley estampadas en su día. ¿Cuál es la explicación? Fácil. La irrupción en el tablero político de un alcalde iluminado, Toni Francés, que ha malbaratado la unión de la izquierda en su casa. Alcoi siempre ha sido un caso desde que Mario García Bonafé, en su célebre trabajo sobre la industrialización, titulara así la tesis doctoral: El cas de Alcoi (de ahí partieron, si no recuerdo mal, todos los cas que han sido en los trabajos académicos valencianistas desde los setenta hasta el infinito, incluido, por supuesto, el que los englobaba a todos con el calor de una madre: «el cas valencià»).

Compromís se ha enfadado en Alcoi y ha metabolizado su enfado en Valencia. En ese tránsito biológico se ha dejado muchos trajes democráticos por el camino. Enric Morera ya dijo que la culpa era de Francés, no de Ximo Puig. ¿A qué viene la venganza, pues? En su ansia por saltar de lo local a lo universal „que es, a su vez, el deseo de todo el mundo que quiere ser algo de mayor„ parece que Compromís ha decidido extender el cas de Alcoi sobre el apelmazado territorio valenciano.

En este punto hay que hacer un inciso de enorme sustancia. Las respuestas de Compromís a los comentarios leves o zarzueleros suelen ser muy acaloradas. La cultura de la resistencia invoca una cierta endogamia, de modo que se interpretan como ataques lo que son meras apreciaciones, por supuesto discutibles. No es un insulto, clamaba Valle en los calabozos ante la denuncia de un señor al que había llamado imbécil en el teatro: es sólo un intento de descripción. Compromís ha de sentarse al sol del Gobierno para aceptar las críticas con la templanza del PP o del PSOE, profesionales indiscutibles.

Dicho esto, el ajuste de cuentas protagonizado en Valencia carece de sentido. Y, sobre todo, niega cualquier razón democrática. Además, ¿qué hará el PP sin su querido tripartito?

jcivera@epi.es

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