Opinión

Principado milanés

Don Artur Mas ha hecho un pan como unas hostias y aunque sea cierto que ERC crece casi tanto como mengua CiU, no conozco a ningún político que no viva sus ascensos y caídas como algo personal, aun suponiendo que haya alguno generoso. Y más si es el jefe. Esta vez el electorado no se ha dejado atrapar por la pulsión patriótica y ha pensado que, tal vez, ese chapucero informe sobre cuentas suizas y deslealtad fiscal de Mas, su padre y el hijo del padre (o sea, Oriol Pujol), esa maquinación, haya salido del cacumen seco de nuestros mortadelos matritenses, pero el río llevaba años sonando y en el latrocinio de Millet en el Palau de la Música, por poner un ejemplo, había derivaciones visibles en dirección a la derecha catalana de toda la vida y más, pero mucho más: la trazabilidad no engaña.

No hay aval indiscutido para Mas, pero sigue la mayoría soberanista (aviso al PP), aunque se les multiplican los enanos: sube Iniciativa, y entra la izquierda contrastada de la CUP. Y crece „muy notablemente en el caso de Ciutadans„ lo que en el lenguaje de catequesis del nacionalismo llamarían «frente españolista». ¿Qué otra cosa cabía esperar? No se puede meter a una sociedad tan compleja, rica e interesante como la catalana „Barcelona es un nodo planetario„ en un cabestro nacional monopolar; el mundo es otro y la gente, también, gracias a todos los dioses. El PSC ha sido laminado por ambas alas dentro de este proceso de invocación de las esencias (en proceso, imparable, de evaporación). Pero el futuro le pertenece y lo conquistará a poco que se comporte como un partido socialdemócrata y no permita que la derecha catalana le examine de catalanidad. Así es, a ver si se hace mayor.

Cataluña sigue dándome alegrías: han entrado más diablillos y voces contestonas en el Parlament, no vamos a aburrirnos. Parece un parlamento belga, pero en realidad es italiano: sutil, abigarrado, tramposo, pactista, con industria y diseño. No sé si alguna vez Cataluña será independiente, pero ha nacido algo así como un principado milanés. A ver si ahora hablamos de cosas de verdad.

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