Cerrado por balance

El final los mayas acertarán: El mundo se acaba el 21 de diciembre. De este año. Vamos a tener tiempo de celebrar la Inmaculada Constitución (espero que Su Majestad no se haya roto nada hasta entonces), pero los turrones quedarán para mejor oportunidad, que la habrá: Sólo se está acabando este mundo, a caballo de dos milenios, en el que una casta de privilegiados impunes trataban a supuestos ciudadanos como una administración colonial a una tribu de negros, con todos mis respetos. Fíjense si era rara la época, que los clientes habían dejado de tener siempre la razón (no hay más que ver cómo nos tratan las operadoras telefónicas) y en cambio nos la daban siempre (como a los locos) en tanto que electores, porque estos están ahí con nuestros votos y siempre nos hablan de nuestra madurez, hummmm.

No es que el conseller José Manuel Vela sea un ingenuo por haberle pasado, entre flashes y taquígrafos y al propio interesado, un informe, supuestamente bajo secreto de sumario, de las travesuras de Rafael Blasco con el dinero de los pobres, es que iban sobrados, se sentían invulnerables como Aquiles. Desde que Eduardo Zaplana introdujo la desfachatez como estilo de gobierno y se pagaba a Julio Iglesias en un paraíso fiscal (y el propio pagador desaparecía en ignorado paradero), digo, esto, ejem, que hemos echado en falta muchas cosas. Mientras, los socialistas consumían sus últimas energías peleando en familia como en una cena de Navidad mal avenida, tranquilos este año se acaba el problema.

No me extraña que socialistas y populares hayan votado juntos para evitar la exposición pública de Rodrigo Rato: Una vez acorralado podría sentirse Julian Assange y contarnos todo el lío de las cajas de ahorros: Ríete de Wikileaks. Porque estos se embolsaron el dinero del presupuesto y después saquearon los ahorros privados para disfrazar de proyectos emblemáticos (así les llamaban) meros asuntos de recalificación de terrenos. El tironero por lo menos corre. Terra Mítica, Ciudad de la Luz, Palau de les Arts: Hasta para ser un buen feriante hace falta cierto estilo.