Opinión

Armaré el belén

Emili Piera

Ahora que han terminado las elecciones catalanes y su inapelable veredicto „los ángeles no tienen sexo pero es sólo por ahorrar, cuando conviene, adoptan uno, otro o el de allá con el único poder de la mente„ terminado, digo el baile, hablemos de cosas serias: ¿pondremos la mula y el buey en el belén? Yo no sería capaz de pasarme sin ellos, aunque los Evangelios no digan nada al respecto. Tampoco dicen cuántos eran los Reyes Magos y nosotros hemos decidido que son tres, como las hijas de Elena, como las virtudes teologales, como las tres moricas tan garridas/ iban a coger olivas. El rey mago que tenga más cara de chica igual es el chino de la galería, el socio de Consuelo Ciscar, que aprovecha las cauciones judiciales para tomar el camino que lleva a Shangái, el que pasa hasta el valle que la nieve cubrió, ropopom pom.

Quien ya tiene adjudicado el papel de caganer es Artur Mas. Se nota que está obrando por el círculo de prevención que se está formando en su torno: ni sus afines de ERC quieren hablar de hacer cosas juntos „primero acabe usted, por Dios„ y eso que son dos partidos que mantienen fluídas transferencias de votos en los dos sentidos, un poco como ocurría aquí con Unió Valenciana (a més no poder) y el PP (con todo el poder), salvando las distancias y con todos los respetos, colecciono ideas paralelas (Sisa).

Me conozco y me conoce mi ahijada Sabina, con la que monté, cuando era más pequeña, algunos belenes (ella era la que me hacía el favor): acabaré poniendo un zoológico entero. Conejos y patos, gatos, gallinas mutantes mayores que un camello, algún inspector de Hacienda y el conseller Vela de angelito para que avise a los pastores, tiene práctica, que ha nacido el Redentor y quedan sin efecto los trámites de privatización de la sanidad pública, qué menos que enfermar y morir sin preocupación por la factura, lo otro es poco cristiano, mientras el euro sanitario de Cataluña parece que será ahora de quita y pon. Malos tiempos estos en que hay que elegir entre lo malo que conocíamos y lo peor por venir, hay más variedad en el belén.

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