Un rei vindrà perpetual/ vestit de nostra carn mortal;/ del cel vindrà tot certament/ per fer del segle jutjament.» Es el gran anuncio del Cant de la Sibil.la, que Ontinyent recuperó 12 años antes que la Catedral de Valencia.

Diciembre es para el pueblo de las mantas un mes trepidante, de locura, donde no hay un día que falte un acto cultural de antología. Cada 22 de diciembre, a las ocho y media de la tarde, en la iglesia gótica de Santa María, patrocinado por el Ayuntamiento, se canta, baila y escenifica la Sibil.la, una tradición griega pagana, que los primeros cristianos asumieron e hicieron suya, dándole su intervención.

Las Sibilas, en los tiempos de la Roma y Grecia clásicas, eran mujeres privilegiadas por los dioses, adivinas que veían y leían el futuro y lo anunciaban. Cristianizadas, estas mujeres, representadas luego por hombres y niños con ropajes femeninos, sirvieron para anunciar, en Navidad, la muerte, el fin del mundo, el Juhi Final.

La teología no acaba de ver lo que parece ser una gran realidad, que no sólo se trata del fin del mundo, sino del fin de cada uno, en el momento de la muerte, esa muerte que nos iguala a todos. En Adviento, los textos litúrgicos remiten de continuo al fin del mundo, pero en realidad también, y tal vez más, se están refiriendo a la muerte de la bio-historia de cada individuo.

Esto lo han detectado siempre en Ontinyent con gran claridad, hasta el extremo de que han recuperado la Dansa de la Mort dentro del magnífico Cant de la Sibil.la navideño. Se anuncia la muerte, el fin del mundo, la tragedia final, personal y colectiva, pero no acaba la vida en caos, en nada, en oscuridad, según nos recuerda esta antiquísima tradición textual, coral y coreográfica. A la profecía del fin del mundo que este canto anuncia, se une el anuncio del nacimiento, de la llegada del Mesías, Jesús, el salvador y liberador, recapitulador de todas las personas y cosas.

Independientemente de que se crea o no en esta interesante teología, el Cant de la Sibil.la de Ontinyent es un majestuoso espectáculo musical bajo la dirección de Francesc Tortosa en el que intervienen Grup de menestrils, Colla de Campaners, Consol Rico, Cecilia Blanquer, Cristina Mollà, Grup de Danses, Nou Orfeó, Coral Llorenç Barber, Grup de Dolçaina i tabal.

Los intervinientes lucen ropas medievales y el marco de la representación, el altar mayor de la histórica iglesia, más lo cantado y recitado convierten el acto en una solemnidad cultural y religiosa difícil de describir si no se vive en directo. Por ello, el 16 de noviembre de 2010, la Unesco declaró el Cant de la Sibil.la Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Si la Sibil-la de la Catedral de Valencia fue un éxito total en su recuperación hace pocos días, la de Ontinyent le gana no solo en años, también en buen trecho marcando notable distancia.