Las torres de Serranos, el «bus turístic», la peineta de Calatrava, las cubiertas de l´Oceanogràfic de Félix Candela y, en todo lo alto, un alemán con una paella hecha con bogavante, «botifarra», longaniza, «bajoquetes» y un mejillón. Como dicen los taxistas del concejal de Tráfico, si hay responsable de turismo, que lo quiten, y si no hay, que pongan uno que sepa algo del asunto. Con una fundación privada o pública (según interese para el caso Urdangarin) que se encarga de velar por el turismo y una tentación permanente, también desde lo público y desde lo privado, de patentar y registrar la auténtica receta de la paella, ¿a quién se le ha ocurrido que el Ayuntamiento de Valencia sea el hazmerreír de todos con un arroz más chapucero que el que comen los guiris para cenar en cualquier paseo marítimo? Es una falla, sí, pero es la que va a ver todo el mundo arder en televisión. Un respeto.