La última de las factorías de soplado artesanal del vidrio que quedaba en l´Olleria ha echado el cierre después de entrar en 2009 en suspensión de pagos. El cese de la actividad en La Mediterránea, que llegó a exportar sus productos a 70 países y a facturar 14 millones de euros, significa la desaparición de la última representante de una industria que ha permanecido en esta localidad de la Vall d´Albaida desde hace 500 años, según constatan los estudiosos, aplicando unos sistemas de trabajo artesanal que hunden sus raíces en la Edad Media. Ahora, la cooperativa Vidrios San Miguel, de Aielo de Malferit, queda como única exponente de esta actividad que hace solo unos años ocupaba a cientos de trabajadores de la comarca y sus alrededores y sorprendía al mundo con unos métodos de trabajo y unos productos muy apreciados.

Como una broma cruel, la Casa Museo del Vidrio que el Ayuntamiento de l´Olleria impulsó en 2010 está estancada en unas obras que no se terminan y que no incluirán un horno para demostración por su elevado coste. Las iniciativas para aprovechar el tirón turístico de la actividad del soplado de vidrio también han fracasado.

La caída de La Mediterránea constituye otro revés a la industria valenciana, que empezó a desaparecer antes de que llegara la crisis económica y financiera por la competencia de países productores a menor precio y por el progresivo abandono de las actividades para dedicar el capital a sectores de mayor rendimiento coyuntural, como el inmobiliario, que acabó explotando. A pesar de las innumerables advertencias sobre el peligro de desmantelamiento de la industria y de la evidencia de que donde ésta se mantiene la crisis es menor, la sociedad valenciana ha acabado dejando que su tejido productivo se muriera.