Mientras diversos barones del PP discuten nada disimuladamente sobre la necesidad de respetar los límites de déficit que se fijaron para 2012 o bien implantar un nuevo modelo de financiación con un tope de gasto asimétrico que alivie la angustiosa situación financiera de Cataluña o la Comunitat Valenciana, ayer se hizo público el informe universitario que analiza el desarrollo humano y la pobreza en la España autonómica. Sus conclusiones son tan demoledoras que hasta los autores del estudio, los catedráticos Carmen Herrero y Antonio Villar, alertan de la necesidad de cambiar el actual sistema de financiación que tanto perjudica a los valencianos. Ambos expertos subrayan que sufrimos «problemas muy serios de déficit, en parte por gastos mal diseñados, pero también porque desde el principio tenemos una financiación» que de ninguna manera entienden cómo hemos soportado tantos años. Es más, percutiendo en el tradicional meninfotisme autóctono, ambos especialistas esperan que la crisis «ayude a hacernos más conscientes y exigentes ante el político que se va y deja el déficit a otros y que se apañen».

Los niveles de pobreza que nos atribuyen son inasumibles. Somos la segunda autonomía, tras Canarias, donde más suben estos desgarradores índices sociales. El despilfarro de antaño y los recortes indiscriminados de hoy pueden infligir un grave daño al tejido social valenciano. Entretenerse en disputas políticas no arregla nada. Hay que actuar con precisión y contundencia. Con las cosas de comer nunca se juega.