Opinión

La marca de las dudas

Editorial

Hasta siete ministros del Gobierno de Mariano Rajoy, cantidad nunca vista por estas tierras, asistieron ayer a la primera etapa de la gira que el Palacio de Santa Cruz ha decidido realizar por las distintas comunidades autónomas para dar a conocer la labor que está realizando la Oficina de la Marca España.

El problema es que si el primer año de vida se le ha ido a la Oficina de la Marca España , como el alto comisariado Carlos Espinosa de los Monteros tuvo a bien admitir, construyendo las estructuras que le permitirán realizar su labor, la impresión es que el día de ayer se le fue entre debates, discursos y traslados del Grao a la Lonja. Y gracias porque hasta las 10.20 de ayer, setenta minutos antes de la inauguración en el edificio Veles e Vents, no estuvo ultimado o cuando menos distribuido el programa oficial de la jornada. Una jornada que tuvo de positivo la aproximación de la mitad del Ejecutivo a la realidad valenciana. Algo se les quedaría a pesar de que no hubo tiempo para mucho y buena parte de las intervenciones tuvieron un cariz encomiástico. Pero que sembró muchas dudas, no tanto de la necesidad de esta «gira por provincias», que también, como de la utilidad de este nuevo instrumento administrativo en sí. Se mire como se mire resulta sumamente intranquilizador que el alto comisionado, y con él el Gobierno, admita que aún está recogiendo aportaciones al proyecto de Marca España „no otra cosa se dijo que fue el manifiesto final„ cuando lo que necesitan los exportadores no son proyectos, son realidades. Facilidades y ayudas a la exportación en vez de un buzón de sugerencias.

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