A gastos pagados

Lo que el filósofo y humorista „y perdón por la redundancia„, Francesc Pujols, decía de los catalanes, que «llegaría el día en que podrían ir por el mundo con los gastos pagados», se ha cumplido en el caso de algunos españoles, en concreto de algunos de los que se consideran más españoles que nadie y, por tanto y supuestamente, nada catalanes. Me refiero a los dirigentes del PP a quien Bárcenas (o Correa) parecía pagárselo todo: las fiestas de cumpleaños de los nenes, los payasos y hasta el confeti; los coches, la charcutería y los viajes en barco; las vacaciones, los bocatas y las campañas electorales; la megafonía, la publicidad y las meriendas de los jubilados. De momento, parece que ha quedado claro que el presidente Rajoy se pagó de su bolsillo el cortado que tomó en las Cortes, el 3 de marzo de 2006.

El resto, es un misterio, aunque se va aclarando. A Bárcenas le llamaba el Gran Wyoming, «El Puto Amo» o «The Fucking Master of the Universe», pero ahora se ha visto que también era el «Señor de la Consolación», un título que suele reservarse para la Virgen, pero es que lo mismo compensaba un cambio de destino o una pérdida de emolumentos por servicios a la patria, que asistía económicamente a Federico Trillo y a los generales (y sus abogados) de otros militares, los pasajeros del Yak-42, a quienes se les ocurrió desvanecerse sin permiso de la superioridad.

Y todo eso ocurre con un presidente que, no hace mucho, presumía de ser precoz hombre de provecho con oposiciones aprobadas a los 23 que, además, perdía dinero en la política. Ahora sabemos que, supuestamente, cortaba casi tantos cupones como la Sánchez Camacho y la Dolores de Cospedal. Sin contar las ganancias como registrador de la Propiedad, que no se sabe si se sometieron, o no, al reglamento de incompatibilidades de los cargos públicos. El periodista Miguel Ángel Aguilar trató de averiguarlo, pero a El País no le pareció una información suficientemente acreditada: algunos han quedado como la chata en todo este embrollo.