Opinión

Pacto en el solar de los jesuitas

La firma del convenio por el que el Ayuntamiento de Valencia entrega el edificio consistorial de la avenida de Aragón a la empresa Expogrupo a cambio del solar del paseo de la Pechina, que fue de los jesuitas, en el que se iba a construir un hotel de cinco estrellas, puso ayer el punto final a 25 años de un conflicto urbanístico, seguramente el más importante que se ha registrado en Valencia.

Corrían los últimos meses de 1988, en plena fase final de debate y aprobación del plan general de ordenación urbana. Ayuntamiento y Compañía de Jesús habían pactado meses antes rebajar a un tercio la edificabilidad del antiguo patio del colegio por medio de un convenio urbanístico que la orden religiosa se apresuró a aprovechar vendiendo los derechos edificatorios en una subasta restringida. En medio de un clima de enfrentamiento político y sospecha, la Generalitat presidida por el socialista Joan Lerma, por medio de su entonces conseller de Urbanismo, Rafael Blasco, decidió no convalidar el acuerdo, provocando la dimisión del alcalde Pérez Casado y su «número dos», Fernando Puente.

Los promotores quedaron atrapados, con los solares para viviendas y un hotel de lujo pagados y sin poder construir, mientras los tribunales les daban una y otra vez la razón y la ciudadanía, canalizada por Salvem el Botànic, exigía al gobierno local, ya del PP con Rita Barberá, que evitara la edificación y preservara y ampliara el Botánico. Veinticinco años después, las condiciones se cumplen y todas las partes han logrado lo que querían gracias a un acuerdo cuyo único pero es lo mucho que ha tardado en llegar.

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