Opinión

Que la historia no se repita

Hace exactamente siete años y veintiún días la ciudad de Valencia afrontaba una situación muy parecida a la que hoy vive Santiago de Compostela. Un tren, una curva, decenas de muertos y muchas incógnitas por despejar. La primera y máxima prioridad en estas situaciones debe ser la atención a los heridos y a las familias de los fallecidos. Y ahí se debe actuar con rapidez y agilidad, como se hizo en Valencia con los 43 fallecidos y 47 heridos. Pero quien no conoce su historia está condenado a repetirla y hay un detalle de lo sucedido en el accidente de la estación de Jesús de 2006 que no debería repetirse en Galicia: La celeridad en recabar las circunstancias del descarrilamiento y concluir que la única causa del accidente fue el exceso de velocidad del tren. Los expertos ferroviarios siempre dicen que cualquier accidente nunca tiene una sola causa: es una «combinación de hechos altamente improbables, distracciones impensables y excepciones que nadie había previsto» que aumentan la dimensión de una tragedia como ésta. Por eso la investigación de los detalles del accidente de Galicia debe ser impecable, exhaustiva, minuciosa y sin lagunas u omisiones interesadas. Unos requisitos que, lamentablemente, no se cumplieron a rajatabla y hasta las últimas consecuencias en el siniestro de 2006 de Valencia, como se ha demostrado con la petición de la Fiscalía de reabrir la investigación siete años después del accidente de Metrovalencia. Porque para las víctimas, después de las condolencias, el único consuelo es saber la verdad.

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