Cécile Kyenge

La selva italiana vuelve a ser noticia en toda Europa. Miles de personas aplaudieron sin contemplaciones un nuevo episodio del racismo que ha contagiado a todo el viejo continente cuando el vicepresidente del Senado, Roberto Calderoli, descargó su baba xenófoba sobre Cécile Kyenge, italiana de origen congolés y ministra de integración del Gobierno Italiano. Encontró un terreno abonado desde los noventa, pues en Italia impera la xenofobia entre algunos de sus partidos políticos „Movimiento Social Italiano, Liga del Norte o Alianza Nacional„, junto a los «populistas» Berlusconi o Roberto Maroni que no dejan su escaño, se aprovechan de los efectos sociales de la crisis y recurren al miedo de sus ciudadanos con un nuevo neofascismo sin apenas resistencia.

Recordemos como Umberto Bossi constituyó la Liga del Norte en 1991. Sin esconder los tintes discursivos del fascismo de Mussolini, reivindicó la secesión del norte italiano del resto del país, la reducción de ayudas a las regiones del Sur y el rechazo a la inmigración ilegal con declaraciones como «hay que acabar con los inmigrantes cañoneando las pateras». Años más tarde, la segunda autoridad del Parlamento italiano y miembro de este partido, Roberto Calderoli, incita al odio de su público sin insinuaciones porque el racismo se ha normalizado incluso cuando se compara a una persona con un orangután.

A Calderoni se aferran los más radicales de la Liga Norte, y su asesor para la inmigración gana adeptos a la causa de la xenofobia y publica en una red social que «considera vergonzoso que se pueda comparar a un pobre animal indefenso y sin escolta con un ministro congoleño». Y en España como en Italia: Plataforma per Catalunya, Democracia Nacional, Movimiento Social Republicano y España 2000 se acogen a este reformulado racismo para lanzar mensajes donde la diferencia y el mestizaje son sinónimo de conflicto „sobre todo, si es de origen islámico„ asociando delincuencia con inmigración, especialmente «mora»; solo falta que a sus declaraciones les adjunten apelaciones comparativas al Bioparc.

Sin embargo lo peor es el silencio cómplice, pues ninguna voz autorizada del partido en el Consell, del PPCV, sale al paso de todo lo que ocurre en nuestras calles; ¿o es que no se enteran? Lean el último informe Raxen, subvencionado por el Gobierno de España, y verán en que somos los primeros: ¡en grupos neonazi y en agresiones xenófobas¡

Releyendo más de una intervención en Cortes Valencianas me pregunto cómo justifican nuestros «populares» la supervivencia de la Comunitat sin el millón de los venidos de fuera en los últimos diez años. Entonces, si se acaban de enterar de estas «escalofriantes» cifras no quiero ni pensar qué sucedería si algún militante del PPCV descubre que corre por sus venas sangre berebere, o€ ¡catalana¡ Quizás no lo soporte y se convierta en emigrante en busca de una región cien por cien «hispánica» que la comunidad de antropólogos estaría deseosa de investigar. Con un cartel: «sólo se admiten los puramente españoles y que hablen íbero». ¿Se lo imagina Sr. Fabra?