Opinión

Cirugía reparadora

El sentimiento justiciero, con este calor, es funesto. Aún más: el espíritu justiciero suele florecer en terrenos poco abonados con dosis medidas de justicia, del mismo modo que las hipérboles sexuales brotan incontenibles donde se fornica poco y mal. Tranquilidad: a mí me enseñaron, como estudiante tardío de autoescuela, que el conductor debe adaptarse a las condiciones de la vía, ante la imposibilidad de que su deseo pueda provocar el efecto contrario: los prodigios, para El mago de Oz. El conductor del tren de Santiago alguna responsabilidad tendrá al no haber respetado el límite de velocidad en la horrible curva, pero si hasta el presidente gallego Feijóo ha denunciado prisas por cerrar una investigación que acaba de empezar, es que hay más cosas. A los valencianos, nos suena: desde hace siete años.

Si un conductor de coche no se adapta a la vía, puede descalabrarse él, quizás dos o tres personas, en el peor de los casos, pero ochenta muertos de una tacada es un coste muy alto por visitar Santiago. Más que depurar responsabilidades, que también, hay que detectar y corregir riesgos inasumibles: por ejemplo, que ningún automatismo haya podido frenar un tren que venía lanzado antes de entrar en una curva cerrada. Mejor que grandes planes, cirugía reparadora.

La gente conduce como se conduce y sería muy raro que en los años de la riqueza repentina, la recalificación y el pelotazo, los trenes hubieran sido parsimoniosos. No, lo lógico era que presumiéramos de tener más quilómetros de alta velocidad que Alemania y Japón (cómo pagarlos, no parecía un problema). Eran años en los que no pasaba un trimestre sin que desapareciera algún tren de cercanías y en el que descarrilaba, como costumbre, el tren xurro Valencia-Zaragoza (vía Sagunt). Es decir que se gastó tanto en lujos y en sacar pecho y «en no ser menos que€» (rellenar la línea de puntos según convenga), que no sé si quedaron céntimos para balizas, para aceitar el cambio de agujas o, ya puestos, para comprar relojes chapados en oro para los jubilados de Renfe.

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