Opinión

Estudiar en barracones

Cada campaña política se prometen nuevos colegios en muchas de las poblaciones que las caravanas electorales visitan. Sin embargo, suelen quedar en promesas incumplidas una vez recogidos los votos de la ilusión. Falta apenas algo más de un mes para que el nuevo curso escolar comience a andar y sin embargo los estudiantes y padres de la Comunitat Valenciana volverán a encontrarse con la misma realidad de ejercicios anteriores. Su esperanza se habrá esfumado y sus hijos continuarán estudiando en barracones donde cualquier día fallará la calefacción o el aire acondicionado. Este próximo curso, sin ir más lejos, tal como revelaba Levante-EMV en su edición de ayer, 20.000 estudiantes comenzarán sus estudios metidos de nuevo en un aula prefabricada. El curso se iniciará con 800 de estas instalaciones en su mayoría precarias y espejo de una realidad económica, pero también social y cultural que explica el fracaso de un diseño de gestión que ya dura veinte años. Hay estudiantes, como recordaban las asociaciones de padres de alumnos, que han cursado todos sus estudios metidos en un barracón „su precio de construcción no supera los seis mil euros„ a la espera de poder estrenar instalaciones dignas.

Con la empresa pública encargada de la gestión de la construcción de nuevos centros prácticamente en quiebra, y siendo la educación pilar básico de una sociedad de progreso, resulta preocupante comprobar cómo muchas inversiones institucionales han terminado derrochadas y desatendiendo los intereses y demandas de los ciudadanos.

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