Opinión

Tras la resaca popular del 3 de julio

Miguel Esplugues. Padre de una herida en el accidente del metro del 3 de julio de 2006

Quisiera como siempre contar mis impresiones personales, como padre de una victima del accidente del metro.

Primeramente debo agradecer los esfuerzos realizados por los pocos miembros de la asociación que siempre están al pie del cañón, sin importarles críticas malintencionadas, ni frases malsonantes de algún descerebrado. Gracias, Beatriz y?

Sí, es cierto que hemos estado olvidados, que nuestras concentraciones no sobrepasaban un puñado de gente, entre los que siempre vimos alguna cara repetida de algún político de izquierda, de algún dirigente vecinal, algún ciudadano que venía a pie desde Burjassot.

También hemos echado de menos a algún familiar de víctima del accidente, que no entendieron nuestra lucha, así como comprendemos la falta de otros por la dureza del recuerdo que compartimos. Hemos estado olvidados por casi todos los medios de comunicación que nos consideraban no importantes o leprosos de la sociedad y poco merecedores de cualquier comentario pero que, tras el éxito alcanzado y descubrirnos un medio nacional, se apuntan al festín informativo.

Pero también es cierto que hemos recibido apoyo y comprensión desinteresada de parte de alguna periodista de Levante-EMV, un grupo de periodistas como los de Barret Films o los primeros en realizar el documental «Después de las ausencias» o escribir un libro, y cantautores que han escrito canciones que, junto a la gente sin nombre pero con corazón, nos acompañan desde hace siete años. Siento también decir, y lo siento porque son nuestros políticos, que los que no quisieron entender el dolor, que mintieron o se escondieron en el silencio para encubrirse, fueron algunos políticos como concejales, diputados, consellers e incluso la alcaldesa de Valencia que por no entender, no entendieron (si leyeron, que lo dudo) a la juez que reconoce que existía responsabilidad política sobre las causas del accidente por la mala gestión económica y la corrupción, y primaron a los que mintieron. Con el mayor descaro, y sin avergonzarse, niegan responsabilidades manifiestas, evidentes y demostradas, mienten sin escrúpulos en las entrevistas a los medios de comunicación, con los silencios y mentiras vertidas sobre la catástrofe del metro, personas que a fuerza de hacer lo ilícito y de saberse impunes perdieron el sentido de la propia dignidad, pero siguen repitiendo la misma canción intentando que los ciudadanos se la aprendan. No por mucho repetir una mentira se transforma en verdad.

Por otra parte, espero con ansiedad los trabajos que están realizando tanto la fiscal Sandra Bonet Martínez como Vicente Manuel Torres Cervera a los que deseo se le entreguen todas las pruebas y datos solicitados para que de una vez se puedan estudiar bien las causas y falsedades vertidas sobre el accidente del metro.

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