Opinión

Fracasos urbanísticos

En apenas una semana dos sentencias han puesto en entredicho la política urbanística municipal de la ciudad de Valencia. Si primero fue el asunto de La Punta, proyecto sin futuro inmediato después de años de confrontación entre propietarios y administraciones, ahora ha sido el Tribunal Supremo el que ha anulado una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana que avalaba el proyecto municipal para la antigua Tabacalera, reconvertida hoy en dependencias municipales. El Supremo ha alegado que no se valoraron los informes patrimoniales ni las condiciones de las permutas y que, por tanto, los derribos de las antiguas naves industriales no se debería haber producido. Con la destrucción de las naves protegidas de la antigua fábrica de tabaco el Ayuntamiento de Valencia no sólo borraba un pedazo importante de la historia de la ciudad sino también del valioso patrimonio industrial, muy valorado en otros países.

Pero lo más grave, al margen de esta pérdida para la historia de la arquitectura, ha sido la fracasada operación urbanística proyectada en su día y para lo que se abordó el proyecto en sí. Al final, el aparcamiento prometido en el entorno ha quedado sin ser construido y los edificios de viviendas que deberían haberse levantado como alternativa a las naves periféricas han sido abortados debido a la coyuntura económica y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Todo esto no hace sino evidenciar la ausencia de una política urbanística coherente que a veces parece funcionar sólo al servicio de determinados intereses.

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