Opinión

Pasará la galbana

Este país es muy ciclotímico, maníaco-depresivo o bipolar, no sé, y ahora toca depresión tras un largo período de confianza desmedida (o sea, sin medida). Ya pasó antes: en el 98, cuando descubrimos que además de cojones, hacían falta barcos: pensar y construir. Y contra receta tan simple, se levantaron eximios varones nada dispuestos a que la realidad agitase su océano primordial, digo espiritual. La generación del 98 era muy pelma y aunque en su vertiente castellana produjo un novelista inmenso „Pío Baroja„ y un genio de verdad „Valle Inclán„ era tristona y marcó un estilo y una estela: la que sigue, más o menos, Muñoz Molina, otro al que le duele España. Ser escritor no es garantía de que se piense mejor que el fontanero o el mecánico. Así es.

Yo soy más del 27 y convencido de que saldremos de ésta y de otras aún peores, no lo duden. Lo que se ha agotado es una mera receta posfranquista y ahora toca construir una democracia. Pero esto va para largo porque, además, se combina con una involución planetaria hacia la Edad Media, o algo así, y hará falta ser tan tenaz como una chica sufragista a principios del XX.

La revolución de la mujer fue un éxito, sin duda: pero no ocurrió por casualidad. Lo que se ha hundido es la famosa mayoría natural que preconizaba Fraga y que los grandes estrategas de la calle Génova entendieron que se construía a golpe de talonario (no declarado). Se la compraron y la propiedad, ya saben, es sagrada: esa mayoría absoluta parecía indestructible, pero sólo era suya. El pueblo soberano se dejaba querer: querencia de establo. Tómense un descanso, aunque sea a la sombra de su casa. Aprendan a relajarse y, si no les parece una cursilería, mediten: basta con sentarse en un lugar tranquilo con las piernas separadas y sin hacer posturitas de anuncio de compresas. No piensen en nada y si los pensamientos acuden, escúchenlos como si fueran ruido: son ruido. Lean, naden, cuiden a los suyos. El otoño promete ser agitado, interesante, vivo, alegre. Y hay que estar preparado para cuando pase la galbana. Hasta setiembre.

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