El portavoz de cultura socialista, Juan Soto, ha descubierto el misterio. Resulta que Helga Schmidt cobra un suplemento por no sé qué. A continuación se ha llevado las manos a la cabeza. ¡Qué escándalo, la jefa del Palau de les Arts cobrando más que un director general! En fin, quizás Mortier, el del Teatro Real, reciba los emolumentos que Soto parece dignificar. ¿Es así? Busque Soto en los grandes escenarios de la ópera y compare. Tal vez el mejor violinista del mundo deba cobrar como un alumno aventajado del conservatorio, Zubin Mehta como un embrión de director y el tenista Nadal y el futbolista Messi como dos jóvenes deportistas. Pero hace años que la utopía se esfumó. «A cada cual según su capacidad, de cada cual...» En todo caso, el problema no reside en Schmidt; el problema está en Soto. El PSPV no puede tener a un portavoz de cultura con esas manufacturas. Quizás encajara en Corea del Norte, y ni así. ¿Por que no vuelve Huguet o Noguera o Alborch, de miradas más amplias?