Los católicos reconocen esa figura restrictiva que es el pecado por omisión e ignorancia pero lo hacen solamente cuando les conviene. El PP (en el que dogmáticos de esta fe hay un buen número) utiliza ambas a discreción cuando su fin es engañar a la población y distorsionar la historia. Toda la demostración de músculo franquista que se está realizando en los últimos días no es más que una manifestación de dichos pecados. Son fruto muy a menudo de la ignorancia sobre la historia y de la incapacidad de una formación para distanciarse de un régimen militar que impuso la verdad a costa de crear cementerios en las cunetas de las carreteras. Ignorancia sobre lo acontecido hace pocas décadas y ofensa sobre los millones de vecinos que padecieron el franquismo. Porque a Franco (cuyo patrimonio todavía hoy cuesta cuantificar por su magnitud) lo sufrimos todos, incluso los que en 1975 no habíamos nacido. Él es el culpable de que hoy campe a sus anchas tal nivel de incultura.

Ignorancia también la que muestra el PP a día de hoy, ejemplificada en su portavoz adjunto en el Congreso, Rafael Hernando, quien ha dicho que mostrar banderas republicanas «no es constitucional y no respeta la legalidad». Mentira. La bandera tricolor está amparada por los artículos de la Constitución Española que protegen la libertad ideológica y de expresión y así se contempla en una sentencia dictada por la Sección Novena de la Sala de Lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en 2003. Es fácil comprender así que haya tal impunidad hacia los cachorros del partido.

La República instaurada en 1931 fue democrática al extender el sufragio a las mujeres y obedeció a la soberanía nacional, que Franco después aniquiló para beneficio propio. No es lo mismo y quien asimila las etapas utiliza un doble rasero que debería traducirse en responsabilidades políticas y judiciales. Como tampoco es lo mismo una bandera nacionalista y una enseña franquista. Para el PP la primera es peor que la segunda pues acaba de justificar que se prohibiera la muestra de banderas nacionalistas a los seguidores del Deportivo de la Coruña al asegurar que en un espectáculo deportivo su exposición puede provocar violencia. El hecho es que el partido del Gobierno ampara así a la seguridad privada del Valladolid que prohibió a los seguidores coruñeses entrar en Zorrilla con enseñas independentistas. ¿Cuántas veces se ha cabreado usted al ver decenas de banderas franquistas en los estadios del Atlético y Real Madrid? Doble rasero. Omisión e ignorancia.